Las bicicletas no son para el verano
En tiempos donde todos hablan de crisis, quizás las bicicletas podrían ser otro remedio. Especialmente por dos motivos: porque no contamina (y así nos subimos al carro de las medidas ante el cambio climático, que ya otros llaman cambio global) y porque no implica mucho gasto. Aunque éste último punto podría ser contraproducente dado lo que dicen esos que aún defienden nuestro actual sistema económico. Todos pensando cómo superar la crisis, y a la vez, otros preocupados por la caída del consumo (por ejemplo, en la compra de coches). No hay quien lo entienda. Por otro lado, parece que se pone otra vez de moda “lo público”. Todos apelan a esta salida de urgencia frente a la sobada crisis. Se nacionalizan los bancos. Se avala con dinero público aquello que no funciona en lo privado (aunque todos auguraban que quien iba a quebrar era el sistema público de pensiones). Y además, las bicicletas también se hacen públicas. Mejor sigamos pedaleando.
Se cree que en las civilizaciones de Egipto, China e India existió un vehículo de impulso humano similar al principio de la bicicleta.
Sin embargo el vestigio más antiguo de algo parecido a la bicicleta se encuentra en la obra “Codez Atlanticus" de Leonardo da Vinci. El genio del Renacimiento lo había pensado -por el año 1490-¬ en una transmisión de cadena como las que se utilizan ahora. Precisamente, en la actualidad, todavía se usan, y en épocas de vacas flacas, pues mucho más. Aunque lo más curioso es que también se ha convertido en un servicio público. Fue Lyon (Francia) la pionera en Europa. En España, fue Barcelona (aunque otras fuentes indican que fue Córdoba la precursora). En Sevilla, también ha sido un éxito. Por 10 euros, tienes bicicletas gratis todo el año, en muchísimos puntos de la ciudad. Te despreocupas del tráfico, de aparcamientos, de precio del petróleo, de mantenimiento, de horario de autobús, de que no te la roben (mi bici "privada" de segunda mano me la robaron anoche)… Yo ya me hecho adicto. Para todo: para ir al cine, para hacer una compra (tienes una cesta muy provechosa), para ir a la universidad, para hacer deporte, para dar un paseo,… Este pasado viernes, con los amigos de la infancia, y como niños, estuvimos paseando en bicicletas por toda la ciudad. Algo magnifico. ¡Qué lindo una cosa tan sencilla! Mucho mejor que ir en coche.
Se cree que en las civilizaciones de Egipto, China e India existió un vehículo de impulso humano similar al principio de la bicicleta.
Sin embargo el vestigio más antiguo de algo parecido a la bicicleta se encuentra en la obra “Codez Atlanticus" de Leonardo da Vinci. El genio del Renacimiento lo había pensado -por el año 1490-¬ en una transmisión de cadena como las que se utilizan ahora. Precisamente, en la actualidad, todavía se usan, y en épocas de vacas flacas, pues mucho más. Aunque lo más curioso es que también se ha convertido en un servicio público. Fue Lyon (Francia) la pionera en Europa. En España, fue Barcelona (aunque otras fuentes indican que fue Córdoba la precursora). En Sevilla, también ha sido un éxito. Por 10 euros, tienes bicicletas gratis todo el año, en muchísimos puntos de la ciudad. Te despreocupas del tráfico, de aparcamientos, de precio del petróleo, de mantenimiento, de horario de autobús, de que no te la roben (mi bici "privada" de segunda mano me la robaron anoche)… Yo ya me hecho adicto. Para todo: para ir al cine, para hacer una compra (tienes una cesta muy provechosa), para ir a la universidad, para hacer deporte, para dar un paseo,… Este pasado viernes, con los amigos de la infancia, y como niños, estuvimos paseando en bicicletas por toda la ciudad. Algo magnifico. ¡Qué lindo una cosa tan sencilla! Mucho mejor que ir en coche.