20 junio 2008

Im-Precision Air

(escrito en la sala VIP de Kenya Airways –me colé- en Nairobi, domingo 20h)

Una más, y ya van unas cuantas. Otra de aviones, aeropuertos y la “madre que los parió”. Esta vez le tocó el turno a Zanzíbar.
Zanzíbar es un archipiélago de islas del océano Indico que desde hace más de 40 años forma parte de la actual Tanzania (antigua Tangánica). Zanzíbar es fiel reflejo de la historia del mundo, y especialmente, la historia de Africa. Su isla Unguja –la principal de Zanzíbar- presenta una belleza desorbitada en cuanto a naturaleza y diversidad cultural. Allá, en Unguja, nace su ciudad más emblemática; Stone Town (en inglés; Ciudad Piedra). Stone Town es un laberinto de calles de casonas maravillosamente envejecidas. Una linda estampa decadente, con una jugosa mezcla: negros originarios que fueron esclavos, musulmanes de la época sultana, resquicios de colonos británicos, hindúes traídos de la India ex británica, y como nunca puede faltar, algún turista despistado. Este crisol brota en cada esquina, en cada corriente de aire, en cada pequeño comercio, y sobretodo, en el mercado. ¡Y qué mercado! Con tanto ruido, ajetreo, miradas, colores, olores, sabores… Mucho pescado, frutas, carnes, y especias. Zanzíbar, la isla de las especias. Cardamomo, clavos, azafrán, vainilla, canela, curry...
Zanzíbar embruja no solo por su estética sino también por su vida vivida. Zanzíbar fue el centro neurálgico de tráfico de esclavos entre los siglos XVII y XIX. Zanzíbar significa costa de los negros en idioma persa. Porque Zanzíbar fue persa, pero también fue del sultán de Omán, fue portuguesa, luego fue alemana (cuando se repartieron África en la conferencia de Berlín en 1885), y después británica. ¿Alguien da más? Si. Después, independiente. Y ahora, desde hace años, es parte de Tanzana.
Zanzíbar no solo es Stone Town. Tiene mucho más. Tiene playas de ensueño donde sus aguas mutan refinadamente de colores en función de la hora del día y las nubes. Turquesa, verde, azul, celeste y esmeralda. La arena blanca blanquísima. La vegetación muy frondosa, muy verde. Unos atardeceres únicos. Unos barcos de papel. Un paisaje prodigioso.
La isla, tan especial, también quería decir adiós con un toque de distinción. Horario intempestivo de vuelta: domingo, a las 5.50h de la mañana. Zanzíbar llevaba más de tres semanas sin electricidad, y solo se abastecía parcialmente con generadores en algunos intervalos horarios. El aeropuerto no iba a ser ninguna excepción. Tampoco había luz. Cuatro de la madrugada, y todo oscurísimo. Detrás del mostrador, un negro también muy oscuro. Solo un papel en blanco, una ridícula linterna y un bolígrafo. Eso era toda la logística para facturar un billete electrónico. La electricidad nunca vino. La luz solo era la que llegaba a medida que iba amaneciendo desde las 6.30h. El avión tampoco vino, y por tanto, tampoco salió. Vuelo atrasado. Un café improvisado para digerir la demora. Avisan que el avión está llegando. Falsa alarma. Vuelo cancelado. Viaje traspapelado. Todas las conexiones al garete. Para amortiguar el despropósito, unas horas de hotel. Otra vez al aeropuerto, ahora con luz (solar, no eléctrica). Siguiente vuelo a Nairobi (Kenia). Esta vez si salió, y llegó. Aunque no era de la misma compañía pero allá nos metieron. Por cierto, la compañía aérea que canceló su vuelo sin ninguna explicación se llama Precisión-Air. Caprichos que tiene el lenguaje.

18 junio 2008

Para almorzar, cebra.

El Serengeti es uno de los parqués naturales más importantes del mundo por su diversidad en flora, y especialmente, en fauna. Está situado en el Noroeste de Tanzania, cerca de Kenia. Ahí se han rodado muchos de los documentales de animales que alguna vez hemos visto. Sobre esa llanura sin fin (Serengeti en la lengua de los Masais significa exactamente esto), conviven la variedad más absoluta de “bichos”: leones que dominan, cebras que rayan, buitres que buitrean, elefantes que devoran una cuarta de tonelada de hierba y ramas, ñús que se pelean, jirafas que sobresalen elegantemente, gacelas alertas, hipopótamos que chapotean –mejor sin detalles escatológicos-, cocodrilos desafiantes, serpientes despistadas, flamencos, rinocerontes lejanos, ímpalas escurridizas, búfalos solitarios, antílopes temerosos, avestruces relajadas,…
Contiguamente al Serengeti, el cráter Ngorongoro. Otra belleza natural. La llanura seca se transforma en vegetación frondosa y selvática. Más animales, más de todo. Por si éramos poco, parió la abuela: los masais. Esta tribu emblemática pastorea sin cesar. Su vida gira en torno al ganado, incluso creen que ellos eran dueños de todo el ganado del mundo, y se lo robaron, creyéndose ahora con el derecho de recuperarlos. Viven en asentamientos circulares protegidos y aislados. Cazan como puede y evitan ser cazados. Engalanados de unas sencillas túnicas moradas, rojas o azules deambulan en ese increíble paraje. Todo demasiado impresionante.
Llega el medio día, y el calor invita a tomar una “tapita”. Allá, ninguna tasca, ninguna venta, ningún restaurante. Sin embargo, cerca de un riachuelo, un león se está dando un homenaje, todo un banquete. Con su boca manchada de sangre, almuerza una descuidada cebra. La naturaleza habla por si sola.

17 junio 2008

Bienvenido a la prensa

Dos semanas sin periódicos ni radio ni televisión. Cosa nada fácil en estos tiempos que corren. Aeropuerto de Londres, y ya no pude resistirme más. El País, edición Europa, por 1,20 libras. Devoro la columna de Almudena Grandes; para quitarse el sombrero. Como de costumbre comienzo de atrás para adelante. De menos a más. De aperitivo; la mencionada columna. Entremeses ligeros: televisión, deporte y cultura, dejando lo mejor para el final (sección de Internacional). Dos semanas “out”, y todo sigue tan igual. Siete páginas la selección española de futbol. ¿Habremos ganado la Eurocopa? Parece que no; solo fueron dos partidos en la insípida fase inicial. Villa, Villa y más Villa. ¿Mejor jugador del mundo? Parece que no; solo marcó varios goles en dos partidos. También hablan de un tal Cazorla que acertó en 19 pases de los 25 intentados. ¿Será eso noticia? Ojala tenga que arrepentirme de tanta sátira en un par de semana cuando España –al fin- gane algo. Nueve páginas más para deportes. En total, suman 16 páginas –sin contar publicidad. Cuanto atraganto. Menudo empacho. Cambio de orden: vuelta al periódico, y para Internacional, de página 2 a 10. En Nacional, solo una triste página dedicada a que el gobierno cada vez más coincide con el PP en materia de inmigración por la restricción del reagrupamiento familiar y compra de derechos (váyase a su país a cobrar el paro y abandone su derecho de residencia y no vuelva más en tres años). Por cierto, en portada, foto aerodinámica de un torero (Jose Tomás) y de un tenista (Nadal). ¡Bienvenido al mundo mediático!
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