16 enero 2008

Con papeles




Me apuesto lo que sea que no sale nada si buscas en Google. El favorito de los metabuscadores no ofrece ningún enlace correcto si escribes Londana. Incluso Word te lo subraya de rojo avisando que el nombre está equivocado o que simplemente no existe. Tampoco creo que este pueblo aparezca en ninguna portada (ni interiores) de ningún periódico. Seguro que Londana no es destino turístico en ninguna agencia de viajes. Tampoco creo que este rincón africano sea objeto de ningún programa de UNICEF ni de la UE ni de Save the Children.
Londana es un pequeño poblado situado a pocos kilómetros de la frontera de Guinea, pero todavía está dentro de los límites de la provincia de Touba en Costa de Marfil. Londana parece estar alejada de todo y muy cerca de la nada. Para llegar, debes abandonar una de las carreteras principales, para adentrarte en lo que acá llaman la “boursse”. El asfalto se convierte en tierra roja. La vegetación se desordena y el camino se estrecha. Después de cruzar Siraloko –otro pueblito-, siete kilómetros más para vislumbrar un grupo de casas redondas con techo de paja. En medio de un amago de sabana nafricana, Londana surge entre árboles enormes y cargados de mucho verde. Sin ninguna plaza ni calles, las casas se posicionaron de la misma forma que lo hubieran hecho unos dados tirados desde su cubilete. Las casas tienen forma de cilindro cónico aunque dudo que el arquitecto improvisado lo supiera. Pasean perros y cabras. También hay cerdos que no serán convertidos en jamón serrano, y si lo fueran no sé si estarían muy sabrosos porque me temo que no deben comer mucha bellota. El jefe del pueblo con su camisa de Luther King camina marcando territorio. Se ve un señor mayor que desafía la esperanza de vida del país (50 años de edad). También acá se juega el clásico del futbol español: un joven con su camisa del Real Madrid –el 7 de Raúl- y una señora aguarda su turno vestida con la del FC Barcelona –el 9 de Eto’o. ¿Quién ganará este partido?
Londana no tiene no hospital ni médico. Ni farmacia ni medicamentos. Ni agua ni electricidad ni internet. Ni tiendas ni nada que comprar. No hay escuelas ni maestros. Pero sí hay muchos niños. Ese mismo día, Londana recibe una pequeña delegación de jueces, con sus secretarias, chóferes y ayudantes que pretenden “dar papeles” para todos los que sean marfileños. Cuestión de la ivoirité (marfileñedida, o como se diga). Un viernes cualquiera, en Londana tiene lugar una audiencia que emite juicios para conceder un papel que acredita que cada persona existe. Este papel le permitirá votar y si quiere –y puede- viajar por todo el país. Sin embargo, este papel no dará de comer ni beber, ni salud ni educación. Por si alguien tuviera duda de tal juicio, Naciones Unidas observa –casi notarialmente- este proceso de reparto de papeles. El sistema tiene todo bajo control. Quizás éstos “con papeles” ahora pasen a engrosar las estadísticas mundiales de personas que viven por debajo de un dólar diario, desnutrición o mortalidad infantil. Antes, los que eran sin papeles, también hubieran podido formar parte de esos mismos datos. Las estadística es lo que tiene.
Ya tienen papeles, solo eso, papeles. Ese pueblito olvidado "ya existe". Pronto puede que aterricen la "democracia" a este país, y también a Londana, todos tendrán papeles, y podrán votar, ¿pero vivirán mejor?

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