20 noviembre 2007

Debajo de la mosquitera

Literalmente así duermo desde mi llegada a Man, capital de región de las 18 Montañas, en el oeste de Costa de Marfil, en el Africa Oeste, colindando con dos desconocidas: Liberia y Guinea. En otras palabras, yo y la mosquitera estamos situados concretamente en el culo de la Africa profunda, y por transitividad, en el mismo culo del mundo.
Dormir debajo de la mosquitera no es que sea una de mis excentricidades preferidas, pero me temo que se ha convertido en un hábito divertido y diferente a lo que hasta ahora llevaba vivido. Este ritual de cada noche siempre me saca una sonrisa y me recuerda que me encuentro –nada más y nada menos- en el mencionado culo del mundo. Una mosquitera que cubre “de cabo a rabo” –por arriba y por los lados- toda la cama, y te permite dormir reduciendo el riesgo de picaduras de todo tipo de bichos que suelen habitar en este culo de Africa. ¿Cómo que una mosquitera para toda la cama? Para los ignorantes como yo, me atrevo a explicar brevemente de qué se trata este invento para llevar una vida más propia del otro mundo que de este mundo. Si no recuerdo mal, fue comprado por Internet porque no se encontraba en los convencionales establecimientos de venta. Las tecnologías han copado ya todos los mercados. Por Internet, ya se hace de todo. Lo mismo haces una transferencia bancaria, que encuentras novia cibernética, que compras un billete electrónico, que compras este tipo de mosquitera –no electrónica- bien necesaria para dormir en el culo de Africa. La instalación de la mosquitera requiere de un adelantado curso de bricolage. De forma paralela a la cama, la mosquitera crea un espacio cúbico inédito para mi. La bendita mosquitera se sostiene a partir de 4 cuerdas –que representan las cuatro esquinas equidistantes en el espacio a la cama- que se cuelgan del techo, como si se tratara de una tienda-mosquitera de campaña. Luego, y ya una vez que está suspendida del techo, se exige que cada uno los 4 lados deben estar bien sujetos por debajo del colchón, evitando así el aislamiento total entre el culo del mundo y tu lecho. De tal manera que si necesitas hacer pipi una vez en la camita, y cuando ya estás enfrascado bajo esa romántica mosquitera, debes salir a velocidad de anti-zancudo, abriendo y cerrando inminentemente el lado de ese telar –que permite transpirar pero cierra el paso de los bichos residentes en el culo del mundo. A la vuelta de tan inoportuna necesidad fisiológica, de nuevo, operación inversa rumbo a estar bajo la ansiada mosquitera-burbuja.
No miento si digo que la mosquitera tiene su encanto desde fuera y dentro de ella. Da un toque exótico en esta aventura africana. Además, por ahora, y no quiero cantar victoria, una semana bajo la mosquitera ha tenido sus efectos mientras dormía –y hasta soñaba-: 0 picaduras de zancudos, 0 picaduras de arácnidos y 0 picaduras de cualquier otro bicho desconocido. No me puedo quejar hasta el momento. Y de verdad, le he tomado un cierto cariño a esta majestuosa mosquitera, por su pragmatismo y su estética. Lo tiene todo. ¡Que mas se puede pedir! Quizás, estas navidades pida por Reyes una de estas mosquitera.


2 Comments:

Blogger La Voluntaria said...

Excelente!!!! por haber llegado y por la mosquitera!!!
un abrazo a Sandra y muchos saludos desde la Paz.
G&A

11:31 p. m.  
Blogger alfredo said...

Gracias Angela por visitarme debajo de la mosquitera...
esto es un espectaculo, uno tras otro...
que envidia de imaginaros en La Paz, pasadlo bien! saludos a Guillaume! y espero que no os encontreis a Patrick (el marfileño que no es congoles)... jaja, aca si que hay marfileños para dar y regalar... besos!

8:11 p. m.  

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