Sordos pero no mudos
Una vez más, ratificaron mi hipótesis: la mayoría de los bolivianos son sordos, pero no mudos. En la reunión de este miércoles por la tarde en Cochabamba, de nuevo, se corroboró una impresión que llevaba teniendo desde que pisé suelo boliviano. Los bolivianos parecen padecer de sordera aguda, sin atisbos de mudez, sino todo lo contrario, con verborrea infinita. Quisiera hacer constar el gravísimo problema auditivo boliviano, que les impide (por voluntad propia) no hacer caso a lo que dice el resto de contertulios en cualquiera de las múltiples reuniones que asisto por estos latitudes. Nadie escucha a nadie, y entonces, sucede lo que todo el mundo presupone: conversaciones de sordos-pero-no-mudos que conducen a poco. Cada uno habla sin cesar, con el discurso preconcebido, con lo que llevaba en el papel, o lo que vaya improvisando, o repitiendo cualquier cosa, pero nunca, atienden a lo que haya dicho el anterior charlatán. Así el debate pierde la gracia, porque nadie debate ni discute, ni refuta, ni argumenta en función de lo que se vaya escuchando. Son voluntariamente sordos, decidieron inhibir al fructuoso órgano auditivo. Han elegido frenar los procesos psico-fisiológicos que proporcionan la capacidad de oír. No tengo muy claro si el problema recae sobre el sistema auditivo periférico o el central. En otras palabras, no sé si la responsabilidad procede del proceso fisiológico que capta el sonido y lo manda al cerebro, o se trata del proceso psicológico que conforma la percepción sonora, y que permite interpretar el sonido. En definitiva, que no sé si oyen, lo mandan al cerebro, pero pasan de interpretan lo que oyen, o sencillamente, no lo mandan al cerebro, y así evitan trabajo. No sé si será un problema de psicoacústica o de desgano.
Para ver si me podría ayudar en resolver tal dilema, intenté averiguar el dato de sordos en Bolivia, y la única cifra que encontré es que en área urbana, existen 3.5 sordos por cada 1000 habitantes. Primero, ya se sabe que las estadísticas siempre desaparecen en el área rural. Segundo, cada día estoy más convencido que las estadísticas engañan. Si me creyera ese dato a pies juntillas, no podría explicar de ninguna manera mi hipótesis de partida, que se ha ido constatando cada día. No me creo que haya tan pocos sordos en Bolivia. No puede ser aunque solo sean del mundo urbano, porque he visto sordos por todos los rincones, y no solo residen en el área rural, ni mucho menos.
Quizás, y buscando explicaciones más históricas que fisiológicas, podría decir que a lo mejor esta sordera-sin-mudez viene ocasionada por la Colonia. Pude que fuera preferible ser sordo que escuchar a los colonizadores, y esto haya generado un mecanismo de defensa, traducido en sordera-auto-voluntaria. Aunque tampoco me atrevo a defender tal argumento, porque he notado tanto sordos colonizados como descolonizados. Cualquiera sabe.
Solo quiero terminar, que ha habido un reciente congreso en Santa Cruz sobre la sordera, y unos médicos de una firma austriaca han traído a Bolivia el primer y único equipo que permite hacer implante coclear que generan sensaciones auditivas a las personas con problemas de sorderas, cuesta 16.000 dólares. Ojalá, el nuevo Estado Plurinacional subvencione esto, porque es de cuestión de interés general, y de máxima relevancia para contribuir el nuevo objetivo: Sumaj Kamaña o el Vivir Bien.
Para ver si me podría ayudar en resolver tal dilema, intenté averiguar el dato de sordos en Bolivia, y la única cifra que encontré es que en área urbana, existen 3.5 sordos por cada 1000 habitantes. Primero, ya se sabe que las estadísticas siempre desaparecen en el área rural. Segundo, cada día estoy más convencido que las estadísticas engañan. Si me creyera ese dato a pies juntillas, no podría explicar de ninguna manera mi hipótesis de partida, que se ha ido constatando cada día. No me creo que haya tan pocos sordos en Bolivia. No puede ser aunque solo sean del mundo urbano, porque he visto sordos por todos los rincones, y no solo residen en el área rural, ni mucho menos.
Quizás, y buscando explicaciones más históricas que fisiológicas, podría decir que a lo mejor esta sordera-sin-mudez viene ocasionada por la Colonia. Pude que fuera preferible ser sordo que escuchar a los colonizadores, y esto haya generado un mecanismo de defensa, traducido en sordera-auto-voluntaria. Aunque tampoco me atrevo a defender tal argumento, porque he notado tanto sordos colonizados como descolonizados. Cualquiera sabe.
Solo quiero terminar, que ha habido un reciente congreso en Santa Cruz sobre la sordera, y unos médicos de una firma austriaca han traído a Bolivia el primer y único equipo que permite hacer implante coclear que generan sensaciones auditivas a las personas con problemas de sorderas, cuesta 16.000 dólares. Ojalá, el nuevo Estado Plurinacional subvencione esto, porque es de cuestión de interés general, y de máxima relevancia para contribuir el nuevo objetivo: Sumaj Kamaña o el Vivir Bien.
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